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El inquietante Alexandre Rosell… J.J.Brotons

La noticia de la semana es que dos equipos vestidos de azulgrana encabezan la clasificación de la Liga, Barça y Levante. Una situación parecida se vive en la presidencia del FC Barcelona. El cargo lo ejercen dos personas. Una por elección democrática en las urnas, Sandro Rosell y otra por autoridad moral ante los socios y aficionados, Pep Guardiola. Hay una frase que confirma esta teoría: «Votaré sí, porque lo dice Pep y lo que dice Pep va a misa». 
Es la afirmación más ofensiva que puede recibir un presidente en una asamblea de socios. Los culés creen y siguen a su líder espiritual, Guardiola y soportan al empresario Rosell, porque fue su elección en las urnas. No es cierto que entre ambos exista animadversión personal. La gente inteligente acostumbra a convivir marcando objetivos comunes, se trata de una especie de «cohabitación», por el bien de la causa. Se respetan aunque no son amigos, ni creo que lo sean en un futuro. 
Rosell nunca hubiera elegido a Guardiola como entrenador y Pep se sentía más a gusto con el «president Laporta» porque le dio la oportunidad de ocupar el banquillo y también por afinidad de ideas y «feeling» personal.
Ser presidente del Barça, en la actualidad, es una de las «profesiones» más cómodas y distinguidas para cualquier ciudadano que ocupe el palco del Camp Nou. Jamás en sus 112 años de historia el club catalán había vivido una época de esplendor y victorias como la actual. Lo más cercano, por títulos, fue el alabado «Dream Team» de Johan Cruyff. Las trifulcas entre el presidente Núñez y el entrenador holandés impidieron la felicidad total para el barcelonismo. 
A propósito del asunto, un amigo muy especial me envió un curioso mensaje de texto, a mi teléfono móvil, este fin de semana: «Rosell la caga una y otra vez. Mira que es fácil ser presidente del Barça. Basta intentar pasar desapercibido y dirigir todos tus esfuerzos a conseguir la paz institucional. Es muy fácil, hay que dejar que Pep y sus jugadores nos sigan provocando un orgasmo tras otro, que esto no durará toda la vida». Palabras sabias y entiendo que compartidas por muchos barcelonistas. Deduzco que el mensaje sintetiza una realidad que se palpa en el ambiente. Vivimos en una época de dimorfismo, donde «el estás conmigo o contra mí» define a ciertos individuos. 
Guardiola defiende ideales de compromiso, valores, unión y sentimientos que le permiten parecer cercano. Con esa actitud consigue ser un referente social. Rosell no aparenta tener esas virtudes y su exposición pública es justa la contraria, ni se moja, ni lo intenta. Ni está, ni se le espera. Curiosa la fotografía que proyecta un hombre experto en marketing.
Aunque podría enumerar alguno más, hay dos momentos del mandato del presidente 39 del FC Barcelona donde evidenció su ausencia. Incomprensible fue su abstención a la hora de votar la decisión de llegar a los tribunales a Joan Laporta, presentada por su junta directiva en asamblea, alegando un conflicto moral (la aversión hacia su antecesor es patológica). 
Mucho más inquietante resultó la falta de contundencia en la respuesta a los ataques institucionales recibidos por la institución por parte del Real Madrid, en especial de su entrenador. No quiero pensar que la leyenda urbana de su «buena relación» con Florentino Pérez sea la causa. Lo cierto es que Guardiola ejerció de presidente aquella noche de abril, en la sala de prensa del Bernabéu con su famoso «En esta sala es el puto jefe, el puto amo» y luego escogió los comensales, entre un grupo de amigos, para la cena entre los que no se encontraba Rosell. 
También Gerard Piqué, ante el silencio reiterado del presidente, hizo una declaración institucional en mayo, desde el centro del campo, en la celebración de la cuarta Champions: «Nosotros, ni nos drogamos, ni nos tiramos, ni compramos árbitros. Nosotros solo jugamos a fútbol». El presidente seguía esperando que acabara la temporada para hablar. Llegado el momento el discurso fue «autista», para salvar la cara ante el vestuario.
La relación profesional entre Guardiola y Rosell es de colaboración aunque al presidente le cuesta aceptar que es el entrenador es el que marca los tiempos. Sandro no puede prescindir de Pep, le necesita como base fundamental del proyecto, pero estoy convencido que Guardiola si puede vivir y trabajar sin el presidente. Su libertad la maneja desde la autoridad moral que le confiere ser el personaje que mejor representa al barcelonismo y a otras muchas cosas de gran trascendencia en Catalunya.
Una última cuestión. Lo de Neymar y el Barça merece otro post.
J.J.Brotons / eurosport

Un comentario el “El inquietante Alexandre Rosell… J.J.Brotons

  1. unoMas
    03/10/2011

    lo k tiene k hacer rossell es kitarse afanes de protagonismo, valorar los méritos de otros, y con humildad, como el barça de guardiola, aplicarse en la tarea de gobernar el club, de molestar lo menos posible, y tratar k el barça y pep pueda hacer su trabajo lo mejor posible para seguir en la senda de los exitos. esa es la tarea de rossell, gobernar discretamente y siempre pensando en el bien del club. aunk debe decir lo k piensa, aunk guardiola le riña, pork para eso hay libertad de expresion, y si sale y dice kojonudo somos lideres pork somos los mejores, pues ok, felicidades, me gusta mas eso k se reprima y no diga lo k piensa, pork yo tb lo pienso, somos lideresssss!!!!!!!!!!!!!!!!

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Esta entrada fue publicada el 03/10/2011 por en BROTONS, FD.